La BODEGA LA CAVA DEL BIERZO, elaboradora de vinos de alta calidad entre los que el Galanto es su vino de referencia.

Mencías de muy alta expresión:
Con unas buenas instalaciones y sobre la base de doce hectáreas de viñedo ubicado en Valtuille de Abajo, en el entorno geográfico más próximo de la bodega, La Cava del Bierzo elabora tres tintos de buena hechura entre los que el Galanto es, por muchos motivos, el de referencia.
Javier Vázquez Barbado es un vallisoletano que encontró acomodo en el vino berciano. Químico por formación académica, recaló en la enología por la vía del postgrado y de ella ha hecho su vida. Metódico, ordenado, exhaustivo e inquieto, acumula una gran experiencia como consecuencia de sus nueve años de trabajo en la cooperativa de Cacabelos, uno en Prada a Tope y cinco más en la cooperativa de Camponaraya. Hace tres años decidió abrirse horizontes más creativos y asumir el riesgo dese la iniciativa personal. Constituyó una sociedad con dos inversores bercianos llegados de otro sector ajeno el vino, Silverio Mayendia Díez y Eduardo Ruiz Sánchez, y encontró su oportunidad en la compra de una bodega de reciente construcción. Lo que hoy es La Cava del Bierzo fue levantada en el año 2000, bajo la razón social de Herederos de Martínez Fuente, aunque siempre fue más conocida como la bodega de Pucho. A su ubicación en un paraje privilegiado del vino berciano, Valtuille de Abajo, una la ventaja de la proximidad de la viña que le sirve de base, pues la adquisición de las instalaciones incluye un compromiso de compra de la uva de las doce hectáreas de viñedo que sigue atendiendo José Luis Fernández Martínez.

En ese escenario, Vázquez Barbado, que dedica una parte de su tiempo a la docencia, no sólo se ocupa de la elaboración, sino también de la comercialización. En la primera faceta tuvo un inicio brillante: su primer vino, un maceración carbónica que lanzó en tiempo récord, ganó un Zarcillo de plata que, por supuesto, acredita a su autor, pero sobre todo es un estímulo para él mismo y para la bodega, ampliada de inmediato para dar cabida al botellero y el almacén de consumibles, redefiniendo los espacios de la misma y separando ese ambiente de los de elaboración, crianza y embotellado. Y, ya metidos en harina, se dotó de nuevos medios, con una apuesta convincente por la ampliación del parque de barricas, sumando a la dotación nuevas unidades de 300 litros de capacidad de alta selección de roble francés. Es, junto con la calidad de la materia prima, la clave de un vino en el que tiene depositadas grandes expectativas: un joven roble con cuatro meses en madera, sutil en la presencia de ésta, ligero, aromático y muy respetuoso con la variedad y sus características. Galanto, una pequeña flor que surge a finales del invierno, incluso entre los neveros, da nombre a ese vino que se sale de la línea de los Val Todil: un tinto joven (40.000 botellas; 3,55 euros en bodega) y un crianza (6.500; 7,70).
Renunció Vázquez Barbado a ese maceración carbónica y en cambio ensayó un rosado. Y mantiene abierta la posibilidad a un blanco en el horizonte de dos o tres años a partir de una viña de dos hectáreas y media de cepas de godello que empezaron a producir este año, si bien habrá que esperar al menos otro o incluso dos para garantizar un mínimo de calidad con la que el autor quiere ser particularmente exigente. De momento su gran preocupación es el mercado, con presencia en la provincia, Asturias, Galicia y Cataluña, pero con el exterior como objetivo a no muy largo plazo.